Chile y sus vecinos

Chile, Bolivia y sus vecinos

Chile está en una posición privilegiada comparada con la de sus vecinos latinoamericanos. La economía acaba de registrar un crecimiento de un 6,3%, los inversionistas extranjeros quieren venir a nuestro país, prueba irrefutable de ello son los múltiples tratados de libre comercio firmados con grandes potencias del mundo, como los son Estados Unidos y Japón.
Pero la compleja situación de los países cercanos hace que Chile sea mirado con recelo por su pujante crecimiento económico mientras los demás países del continente están envueltos en continuas protestas y revueltas por las malas condiciones de vida.
Hay una enorme distancia entre los países a pesar de la cercanía geográfica. Es bastante común escuchar, entre los gritos de protestas, voces aludiendo a nuestro país la desgracia que ellos viven.
En Bolivia, como uno de los ejemplo más claro, se escucha continuamente como nos culpan de ser los culpables de la falta de modernidad y progreso que debiera haber llegado al país a través de los puertos que hoy son de Chile.
Lo ideal sería que los países se trataran como hermanos, que se terminaran las recriminaciones y que viviéramos en función del futuro y de buscar el desarrollo para la región, que se terminaran los egoísmos y la envidias, y que nos diéramos cuenta que nos necesitamos mutuamente para crecer y dar a nuestro pueblos lo que necesitan para vivir dignamente.
Las relacionales bilaterales entre Chile y Bolivia siempre han sido complejas, pero a pesar de que exista un gran abismo entre ambos países estos se necesitan uno a otro. Chile no tiene energía, Bolivia tiene gas y agua; Chile no tiene tierras, en Bolivia abundan; Bolivia no tiene mar, Chile sí; Chile tiene capacidad empresarial, Bolivia tiene mano de obra; Chile tiene un solo mineral, cobre, Bolivia tiene el resto, Chile tiene medicina y progreso, Bolivia, no. Y así podría seguir enumerando, a lo que quiero llegar es a que los países de la región deberían ayudarse, y pensar en el desarrollo de la región y dejar de competir entre ellos, dejar de mirar tanto a Estados Unidos y a Europa y crear un mecanismos que nos transforme en la región más productiva y en constante crecimiento a nivel mundial. Suena imposible, pero soñar es gratis, ¿o no?