“Aquí las cosas no se han hecho bien ...Ha llegado el momento de hacer cambios...”
María José Hernández
La crisis política que ha acarreado el TranSantiago detonó en un urgente cambio de gabinete, el segundo en menos de ocho meses de gestión gubernamental de parte de la Presidenta Michelle Bachelet. Éste no sólo perjudicó al Ministerio de Transporte, sino que afectó a otras tres carteras, las que debieron compartir los costos políticos.
El segundo cambio de gabinete rompió con la paridad de género, una de las principales preocupaciones de la presidenta al asumir en el poder. La Concertación por su parte consideró insuficiente los cambios hechos, mientras que la Alianza reclamó por la lentitud con que estos se produjeron.
Sergio Espejo, demócrata cristiano, titular de Transporte y Telecomunicaciones, de quien la oposición pidió la cabeza durante días, fue relevado de sus funciones por las continuas fallas en el nuevo sistema de transporte público. Espejo fue reemplazado por el también DC, el economista René Cortázar, ex ministro de Trabajo de Patricio Aylwin desde 1990 a 1994 y ex director ejecutivo de TVN desde 1995 al 2000.
Ante su renuncia obligada, Espejo recibió el apoyo cerrado de sus colaboradores, y también de la ciudadanía, quien en su recorrido desde el ministerio hasta La Moneda le brindó su apoyo en la calle. En su recorrido desde Amunátegui el ex secretario de Estado fue acompañado por la presidenta de la Democracia Cristiana, Soledad Alvaer.
La Secretaría General de la Presidencia también sufrió cambios. Salió Paulina Veloso y entró el socialita José Antonio Viera-Gallo.
Veloso fue separada de sus funciones a pesar de ser muy cercana a la Presidenta Bachelet, a quien se le vio en la ceremonia de juramento consolando a la ex ministra. Las dificultades que tuvo Veloso para consagrar la relación con el congreso, llevó a la Mandataria a liberarla de sus funciones.
José Antonio Viera-Gallo, socialista, 16 años como parlamentario, diputado y senador, subsecretario de Justicia de Salvador Allende, tiene varias tareas pendientes, entre ellas: nombrar al Contralor General de la República, la reforma previsional, modificaciones al sistema electoral, cambios al mercado de capitales II, agenda de transparencia, probidad y modernización del Estado. En el gobierno confían que su experiencia en el Congreso pueda lograr los consensos para aprobar las iniciativas del Ejecutivo.
Una de las salidas más ruidosa fue la protagonizada por el ahora ex ministro de Justicia, Isidro Solís, quien acusó presiones de parte de la Democracia Cristiana para acelerar su salida. Solís fue reemplazado por su compañero de partido, el radical Carlos Maldonado, quien hasta el lunes 26 se desempeñaba como subsecretario de general de la Gobierno. Durante el verano, actúo como vocero de La Moneda, por lo que no resultó ser un desconocido para la opinión pública.
La titular de Defensa, Vivianne Blanlot también fue removida de sus funciones. La mala evaluación que había de su gestión llevaron a la Presidenta Bachelet a tomar la drástica decisión. Sin embargo desde su partido el PPD ya tiene invitaciones para seguir en la política contingente.
Le ofrecieron ser candidata en las municipales o parlamentarias. También integrarse de inmediato a la actividad partidaria, sumándose al consejo estratégico de la colectividad y podría hacerse cargo de los temas energéticos especialmente en la discusión sobre energía nuclear.
Su reemplazante, José Goñi, también del PPD, es economista, fue embajador en México, Suecia e Italia, además de encargado de negociaciones con la Unión Europea de Cancillería. Cercano al laguismo, fue uno de los financistas de la fundación del ex mandatario Democracia y Desarrollo.
Pero los cambios no terminaron ahí. La Presidenta decidió separar el Ministerio de Minería y Energía, designando para este ultimo a Marcelo Tockman, PPD, ex asesor del Ministerio de Hacienda.
También nombró a Lya Uriarte, directora de CONAMA, como ministra del recién creado Ministerio del Medio Ambiente.
