María José Hernández A.

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Tuesday, September 12, 2006

Luchar contra los sistemas

María José Hernández
Resumen:
En “Ensayo de Orquesta” de Federico Fellini se puede observar como la sociedad de masas ha comenzado a rechazar las antiguas concepciones de la modernidad y a comenzado a dar paso a la Postmodernidad. Como agresivamente se van dejando atrás las pautas que nos guiaron durante años, para ingresar de lleno a un periodo en el que las creencias se han desvanecido, las seguridades que antes no permitían dormir tranquilos hoy ya no son más que meros sueños.
En la obra del director italiano, se ve como la masa se mueve en contra de las estructuras cerradas, buscando la libertad a su juicio es coarta con la presencia del directo. Sin embargo, las mismas estructuras contra las que combaten son las únicas que podrán salvarlos del caos, y los devolverán a la civilización, separándolos de su instinto animal.


Abstract

In “Test of Orchestra” of Federico Fellini it is possible to be observed as the society of masses has begun to reject the old conceptions of modernity and to begun to take step Postmodernidad. As aggressively they are left back the guidelines that guided us during years, to enter completely to a period in which the beliefs have vanished, the calm securities that before did not allow to sleep today no longer are more than mere dreams. In the work of the Italian director, it is seen as the mass moves against the closed structures, looking for the freedom in his opinion is limits with the presence of the direct one. Nevertheless, the same structures against which fight are the unique ones that will be able to save them of the chaos, and they will give back to the civilization, separating them of his instinct animal to them.
Palabras claves:
Modernidad- Postmodernidad- masa



De la Modernidad a la Postmodernidad

El hombre moderno utiliza la razón para entender la vida, deja de lado las concepciones ideológicas y divinas, y utiliza la razón para explicarse el desarrollo de las civilizaciones.
En la Modernidad se busca el control y el dominio de la realidad del hombre, sólo los modelos racionalistas le servirán para explicar la realidad en que está inmerso, descarta todo lo que no se pueda comprobar mediante experimentos científicos.
En la búsqueda de control y dominio, surgen las estructuras sociales que ayudarán a la organización de la sociedades y a controlarlas. Todo mediante el uso de la razón.
El hombre moderno es individual, ya no es esclavo de los trabajos feudales, tiene la libertad para emigrar a la cuidad y buscar las condiciones de vida que su juicio le parecen mejor.
Con el uso de la razón, comienza a generarse un ser desconfiado, que duda de las organizaciones creadas en la antigüedad y busca respuestas basadas en los hechos empíricos y no en meras creencias populares o religiosas.
Así estaba conformado el hombre moderno, pero pasa algo en su interior que lo hace volver a dudar de todo lo construido en este periodo, a pesar de que se había despojado de las ataduras de existentes en la época feudal, se ve acorralado por los sistema creados en la modernidad. La razón, que parecía ser la salvadora del hombre moderno, se ve atrapada y usada por estos mecanismos, volviendo al hombre nuevamente preso de los sistemas dominantes.
Fredic Jameson dice que la época en que nos ha tocado vivir está caracterizada “por un milenarismo de signo inverso, en que la premoniciones catastróficas o redentoras del futuro han sido reemplazada por la sensación del fin de esto y aquello (el fin de las ideologías, del arte o de las clase sociales; la “crisis” del leninismo, de la socialdemocracia o del estado de bienestar, etc)”[1].
Es decir una época en que las ideologías dominantes representan el fin de las cosas, sin dar pie para el pensamiento y la reflexión, no hay autorización para que nazca de ella un nuevo pensamiento. El hombre postmoderno está atrapado en los sistemas dominantes.

La masas contra todo

José Ortega y Gasset define la masa como “conjunto de personas no especialmente cualificadas. Masa es “el hombre medio”. De este modo se convierte lo que era meramente cantidad –la muchedumbre- en una determinación cualitativa: es la cualidad común, es lo mostrenco social, es el hombre en cuanto no se diferencia de otros hombres, sino que repite en sí un tipo genérico. Es evidente que la formación normal de una muchedumbre implica la coincidencia de deseos, de ideas, de modo de ser en los individuos que la integran”[2].
En la obra de Fellini se observa como la sociedad de masas ha comenzado a rechazar las antiguas concepciones de la modernidad y a comenzado a dar paso a la Postmodernidad. Como agresivamente se van dejando atrás las pautas que nos guiaron durante años, para ingresar de lleno a un periodo en el que las creencias se han desvanecido, las seguridades que antes no permitían dormir tranquilos hoy ya no son más que meros sueños. Como, con la llegada de la Postmodernidad, damos muerte a las bases de la modernidad: los utopismos, los ideales, el progreso y el relato de la humanidad.
Se ve como la masa se mueve en contra de las estructuras cerradas, buscando la libertad que a su juicio es reprimida con la presencia del director. Sin embargo, las mismas estructuras contra las que combaten son las únicas que podrán salvarlos cuando el caos los supere, y las únicas que podrán devolverlos a la civilización, separándose de su instinto animal.
De esta forma podemos reconocer la formación de una masa entre los músicos, que se unen en una revolución por destituir al director, representante de las estructuras más serias y formales, y dicen luchar por la música libre. Es decir, el hecho de que un gran número se mueva por una misma causa o deseo, la transforma en masa.
Pero ante de convertirse en masa, los músicos son personas individuales, envueltos en su propio mundo. Carentes de afectos, deseosos de formar parte de una colectividad, el sindicato, para sentirse parte de algo. Sin embargo, el hombre individual teme al contacto físico, no hay mayor contacto entre los compañeros, no hay relación más allá de los ensayos profesionales. Es por esta misma razón que necesitan sentirse parte de la masa, para sentirse parte de algo más grande, sentir que tiene sentido su vida, para luchar en conjunto por los ideales que consideran justos, ya que en forma particular, no serían capaces de hacerlo.
Adolfo Vásquez en su ensayo “El detonante iconográfico y operístico de la política de masas” ratifica esta idea al señalar “entre los atributos principales que pueden reconocerse en la masa están la compulsión a crecer en número y en concentración; la masa ama la densidad y siempre se mueve hacia algo; las masas arrastran cuerpo, contagian y provocan excitaciones cinéticas, logran que, de pronto, todo esté repleto”[3].
Los sujetos necesitan aglomerarse para poder actuar valientemente, solos no son nada, necesitan apoyarse en otro para poder sentirse valerosos. Caminan juntos hacia un mismo objetivo, una vez logrado, esta masa se disuelve y vuelven a ser seres anónimos.
Otra forma que utilizan los músicos de escaparse de sus propias penurias son los instrumentos, mediante la música escapan de esta realidad que los oprime y construyen sus propios mundos, pueden sacar de sí mismo todo aquello que los esclaviza, tal como dijo uno de los personajes en “Ensayo de Orquesta”, “...es como componer mis discrepancias”.
Esto se apoya en la tesis presentada en el texto de Vásquez, “en el tumulto se derriban las distancias. Allí donde la turba humana se hace más densa, empieza a tener efecto una prodigiosa marea desinhibida. La masa tumultuosa vive de esta voluntad de descarga”[4].
La aglomeración se produce porque la sociedad esta insatisfecha, y la única forma de luchar contra esto, es combatiendo juntos, por un mismo fin.
En la película, el pretexto que usan los músicos para agruparse y comenzar la revuelta es la independencia musical, ya no quieren ser títeres del director, quieren reivindicar su dignidad humana. Quieren liberarse de las ataduras que representa obedecer al director, de pertenecer a un sindicato y acatar sus resoluciones, incluso cuando estas no sean del todo favorable.
Esta masa se “orienta fácilmente hacia un ideal de reformas o utopías como hacia ideas...el odio juega un rol central”[5]. Esta animadversión que sentían por el director, por lo que este representaba, el termino de las estructuras rígidas, el rechazo a todo lo formal y solemne, era el motor de esta revolución.
El mismo director reconoce que los tiempos han cambiado, en la Postmodernidad las estructuras que formaban nuestra sociedad han decaído o prácticamente desaparecido. El personaje siente melancolía de los tiempos pasados al recordar como era ser un verdadero director, como este inspiraba respeto. Él expresó que un director tenía que tener carácter sacerdotal, que en tiempos pasados todos lo respetaban, que los músicos sentían admiración por este personaje místico que se paraba ante ellos y los dirigía casi sin mirarlos. Pero este sentido sacerdotal se acabó, para ser sacerdote se necesita una iglesia llena de fieles, pero cuando esta se derrumba y los fieles se van, el sacerdote ya no sirve.
Después de toda esta revolución, provocada para protestar contra las estructuras rígidas del sistema, los músicos se rinden ante estas, volviendo a presentarle respeto al director, volviendo a ensayar y aceptando la solemnidad que esta figura representa.
Aunque se lucha contra las estructuras que mantienen en pie la sociedad, estas son necesarias. En la Modernidad estas organizaciones formaron la sociedad moderna, y dieron las pautas para el desarrollo del hombre. Lo solemne y lo formal no es perjudicial para la civilización. Siempre es necesario tener un cierto orden. Necesitamos algo en que sostener el desarrollo, una guía para el crecimiento.
A pesar que en la Postmodernidad el hombre se siente objeto de las ideologías y de los sistemas dominantes, la masa debe saber contra que luchar. Se debe combatir aquellas estructuras que van en contra de nuestros intereses y valores personales, pero no contra aquellas instituciones que nos permiten regular el desarrollo de la sociedad. En vez de sentirse objeto de los sistemas, se debe ser parte de ellos, participar activamente como personas y no siendo parte anónima de una masa cualquiera.
Citas:

[1] Jameson, Fredic. Ensayos sobre el Postmodernismo. Página 7. Letra e.

[2] José Ortega y Gasset. “La rebelión de las masa”, primera parte.

[3] Vásquez Rocca, Adolfo. “Sloterdijk y Canetti: El detonante iconográfico y operístico de la política de masas”. AparteRei. http://serbal.pntic.mec.es/AparteRei.

[4] Vásquez Rocca, Adolfo. “Sloterdijk y Canetti: El detonante iconográfico y operístico de la política de masas”. AparteRei. http://serbal.pntic.mec.es/AparteRei.

[5] Vásquez Rocca, Adolfo. “Sloterdijk y Canetti: El detonante iconográfico y operístico de la política de masas”. AparteRei. http://serbal.pntic.mec.es/AparteRei.